
Columnista
La amistad es un valioso regalo que se nos obsequia en nuestro peregrinar por la vida, por ello no debe tomarse a la ligera el concepto de amistad.
Un amigo no es quien te saluda o te halaga, aquel que te busca únicamente cuando lo necesita y mucho menos el que trae amargura y desazón a tu vida. La verdadera amistad va más allá de lo físico y banal, más allá de las rivalidades la miseria y el egoísmo, más allá de las circunstancias reinantes. Un amigo es quien te escucha, aquel que no te juzga ni te da la espalda en los momentos más inciertos e incomprensibles, que no se aleja cuando los demás lo hacen.
Amigo es aquel a quien acudes desnudando tu alma no importa el por qué, a qué hora o cuando, aquel que te corrige con amor y con prudencia te aconseja, que te valora, te apoya y hasta te empuja ¡si es necesario!
La esencia del amor se manifiesta en la amistad, pues un amigo verdadero, NUNCA, NUNCA procurará tu mal, ni hundirte en la soledad y la desesperación cuando por un error has descendido hasta el fondo.
Un amigo es ¡una conexión especial entre dos almas!
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