
Prensa Especializada
Eduardo Guerrero es uno de los top-ten de este momento más internacional de los bailaores y coreógrafos españoles. Pero tiene un compromiso quizá no firmado, quizá por amor, con el Corral de la Morería.
Origen, no es la primera creación coreográfica en exclusiva para este tablao madrileño, considerado por su historia como el mejor del mundo. Tras su estreno absoluto el pasado febrero, ha vuelto ahora, por suerte para los que no pudimos verlo entonces, a este espacio, pequeño en superficie, donde en principio parece difícil hacer composiciones coreográficas. Y es que Eduardo y los artistas que lo acompañan no empiezan y terminan en el escenario, empiezan fuera, entran y salen, tejiendo cante o baile entre las mesas, creando complejidades ante lo inesperado de esta cercanía. Todo es espacio para cantar y bailar, la sala, las escaleras, la columna exterior y claro es, el tablao propiamente dicho.
Eduardo Guerrero no entiende de límites de espacio, tiene mucha experiencia en espacios alternativos e inverosímiles, como bailar dentro de una burbuja, una vez en Sevilla. ¿Que crear una coreografía requiere más espacio del destinado a bailar? Pues él convierte toda la sala en escenario. Y lo mismo su cantaora invitada, María Mezcle, que da comienzo al espectáculo como apareciendo desde la nube, circulando por la sala casi en penumbra, creando un ambiente precursor de la danza. Magnífico efecto. Y sí, Eduardo Guerrero es también un creador de efectos especiales.
Origen tiene otra peculiaridad. Es raíz y vanguardia al mismo tiempo. Raíz en sus pies, innovación en su cuerpo, en sus torsiones increíbles. Eduardo Guerrero, baila como en los orígenes ese baile masculino flamenco de cintura para abajo y al mismo tiempo su baile, viril donde los haya, tiene ese toque de movimiento integral, desde la expresión facial, el braceo ilimitado, la torsión corporal sin límite, y unas piernas que trascienden la verticalidad en posturas inverosímiles. Y todo esto sin alejarse de la estética del baile flamenco de toda la vida. No sé si esto suena a imposible, pero él lo hace posible, es lo que yo intento malamente describir con palabras, como raíz e innovación personalísima, porque no hay palabras que lo describan. Hay que verlo, o mejor, hay que vivirlo.
Eduardo tuvo como bailaora/bailarina invitada a Sara Jiménez. Ambos actuaron en un tanto monta, monta tanto, como no podía ser menos con una artista del calibre y reconocimiento internacional de Sara. Tiene una expresión facial adictiva, poderosa, y un cuerpo que en su primera actuación tejió una filigrana sutil, braceo y movimiento envolvente por la escena Y luego con esa bata de cola negra azabache, que ella convirtió en protagonista con vida propia por seguiriyas.
Una ronda de palos originarios, solemnes. Luego relajaron con unas alegrías de Cádiz y fandangos de Huelva. La guitarra del joven Benito Bernal que también veremos en el festival Flamenco Madrid, que empieza ya mismo, joven pero llena de matices y duende flamenco. Y qué cante, el de las veteranas, ellas sí, cantaoras de raíz de las de toda la vida, Pilar la Gineta y Ana Polanco. Ellas también recrearon al público por la sala, por la escalerita de subida al tablao y luego flanqueando al guitarrista, como en los orígenes.
Eduardo Guerrero con Origen, continúa marcando estilo personal, que ya va creando escuela.
Y el Corral de la Morería continúa haciendo historia.
PS. En los videos la cantaora es Ángeles Toledano.
Videos cortesía de DeFlamenco.