La aventura del tango: El Tango del Escualo

Hace un tiempo confesó que se retiraba. Quizás sea entonces su último recital, junto a su hijo y otros destacados músicos, el que hará a fines de marzo en la Sala Argentina.

-Pasa que ya estoy cansando. Y me siguen buscando no porque sea el mejor –no lo creí nunca- sino porque de todos los solistas que tocaron el violín con Piazzolla, y está vivo, el único soy yo. Es por eso.

Fernando Suárez Paz «El Negro»

Fernando Suárez Paz nació el 1º de enero de 1941 en Rojas, provincia de Buenos Aires. A los cinco años su padre le regaló un violín y no paró de estudiar, incluso música clásica, en su vejez. En la adolescencia integró la Orquesta Sinfónica Juvenil de Radio del Estado, luego la Orquesta Sinfónica Nacional y ocupó el primer atril durante diecisiete años en la Filarmónica de Buenos Aires.

Al tango también llegó muy joven y en su extensa y variada peripecia tocó, entre otras, en las orquestas de Enrique Francini, Miguel Caló, Orlando Trípodi, Horacio Salgán, Fulvio Salamanca, Pedro Láurenz, Aníbal Troilo, Mariano Mores, Atilio Stampone, Raúl Garello, Néstor Marconi, Osvaldo Berlingheri y fue fundador del Sexteto Mayor. Y toda esa cuasi epopeya antes del vínculo con Astor Piazzolla, cuyo Quinteto Nuevo de Tango integró once años, hasta su disolución en 1988. Con el autor de Adiós Nonino grabó dieciocho álbumes en diferentes capitales del mundo y creó la banda sonora de infinidad de películas.

Piazzolla tuvo con El Negro –como apodaban cariñosamente a Suárez Paz- una de sus típicas relaciones contradictorias: -Con nadie me llevé tan bien y tan mal en la vida. En el quinteto a veces le cambiaba cosas que él había escrito para mí y se volvía loco: “¡Tocá lo que está escrito, carajo!”, me gritaba. Al siguiente ensayo, yo le hacía caso; él paraba todo, me miraba y me decía: “¿Y por qué no tocás lo que hiciste el otro día?”. Era así, revirado, pero imposible no admirarlo y quererlo. A mí me dedicó el tango Escualo –por caso, un tiburón-; no conforme me regaló el esqueleto de la mandíbula de uno y le puso, de puño y letra: “O lo tocás bien, o te trituro con estos dientes”. Hoy está en una pared de la casa de mi hijo. Pero, además, como sabía tanto y era pícaro, le puso unas notas con mucho humor musical, difíciles, entreveradas, breves y en cada interpretación jugaba conmigo a ver quién se equivocaba menos. Con modestia y respeto lo digo: le gané casi siempre.

La admiración resplandece y Suárez Paz sentencia que Astor fue el músico argentino del siglo XX y hasta hoy, aunque también el menos profeta en su tierra, ya no por prejuicios musicales sino por lo que considera “desolador panorama cultural que vive la Argentina”.

Pero El Negro tiene una trayectoria propia y brillante que se conoce poco fuera de lo tanguero corriente; fue reconocido por la crítica internacional cuando actuó junto al vibrafonista Gary Burton en varios festivales en Europa; en 1991 grabó como solista el Concierto de Nácar, de Piazzolla, acompañado por la Filarmónica porteña bajo la batuta de Pedro Ignacio Calderón; estrenó con distintas agrupaciones sinfónicas el Concierto en Canto Negroriano, para violín y orquesta, que le dedicó Gabriel Senanes; fue concertino de las batutas de Burt Bacharach, Lalo Schiffrin, Michel Legrand y Waldo de los Ríos; hizo giras por todo el mundo y hoy se recuerdan, con especial emoción, dos viajes por Europa, Estados Unidos, Brasil y Uruguay con su quinteto y el bailarín Julio Bocca, entre 2000 y 2002; grabó con el dúo Assad sus actuaciones en el Festival de Bergen, Noruega; ganó el Grammy 2002 por un disco dedicado a Piazzolla y fue designado miembro de la Academia Nacional del Tango y Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.

Y siempre tajante en sus opiniones.

¿Qué pasa con el tango hoy?

-Mi generación tenía a Pugliese, Troilo, Salgán. Los jóvenes no tienen de dónde agarrarse, entonces buscan lo más viejo y lo hacen de manera informal. Tocan una especie de parrilla tanguera. Tango de oreja. Y a Piazzolla se le animan poco, por comodidad; para tocarlo hay que estudiar mucho.

¿Y esa corriente de fusiones con otras músicas, populares y también clásica?

-No se puede generalizar. En muchos casos la aproximación es forzada. Hay excelentes músicos, clásicos o no, pero no llegan a captar la esencia del tango porque no tienen swing. Le pasa a Yo-Yo Ma, a Kremen, incluso a Bareimboin, quien, siendo un gran músico, hizo una cosa horripilante con Rodolfo Mederos. El buen tango es mucho más difícil de lo que algunos creen…

*Suárez Paz, falleció en setiembre de 2020.

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