EL PENSADOR: Barullo, barullo, barullo..

Por Antonio Pippo

Sí, amigo lector. Aunque usted no lo crea (y entiendo que dude, porque desde cierto punto de vista admitirlo podría ser, en paralelo, aceptar la existencia de Dios).

Doy fe: ganan siempre los cabeciduros.

Ahora, entre gallos y medianoches –con tibias oposiciones, que aluden a “movilizaciones que costarán un dinero que no se puede gastar”- esa mayoría está promoviendo varias mal explicadas inversiones, sobre todo en el Puerto, mientras no se oye una palabra de la reforma de la educación, de una nueva estrategia contra el narcotráfico, ni apoyos imprescindibles a la salud, pública y privada, que se aproxima peligrosamente al desastre.

Como quienes levantaron una aleta y luego aplaudieron tienen distintas ideas del por qué, más allá de hipotéticas ambiciones comunes de perpetuación en el poder, siempre presentes, valdría la pena, con sentido común, explicar por qué que alejan las posibilidades de consensos políticos imprescindibles con la oposición y por qué sube el volumen de las críticas a lo que pasó en el gobierno anterior.

¿O usted cree que se rascarán las arcas a la búsqueda de alguna monedita para mejorar los recursos de la educación y arrimar algún mango a la Universidad? ¿Presume que se usará algo para encarrillar al FONASA, que hoy es igual a un tren que se pretende hacer llegar desde Montevideo a Raigón sin descarrilar, sabiendo que las vías están hechas mierda? ¿Intuye que a la lucha contra la inseguridad, el narcotráfico y la cantidad de ciudadanos al borde de caer en la pobreza y la marginalidad la bendecirá una mayor preocupación financiera? ¿Cree –loco, loco, loco, con una banderita de taxi libre en cada mano- que el gobierno aflojará un poquito, en una de esas de piola, nomás, la ferocidad del ajuste que sigue con sus fauces abiertas, mostrando tarifas latentes en vez de dientes, añadiendo con entusiasmo patriótico los gastos del Estado y que, por tanto, no descenderá el déficit fiscal, la inflación y el desempleo y caerán por acá, a las risas, de la mano de Fernando Pereira, quien recorre los medios diciendo pelotudeces, grandes inversiones del exterior?

O sea, en criollo básico, ¿imaginó que sobre esa mayoría del Plenario izquierdista sobrevolaría la racionalidad y no la esquizofrenia?

Bueno, lo siento, pero debo comunicarle que usted  es un reverendo boludo.

Claro, mi amigo.

El gordito Sánchez, la patinadora de Cata Moreira –gran opinóloga nacional-, la Tronca que sigue sin hacerse tratamiento de conductos, los bolcheviques recalcitrantes, los latas partidos al medio pero inclaudicables al momento de romperle las bolas a los bien pensantes, el que le dije, ése al que llaman por un diminutivo que rima peligrosamente y que todavía no encontró el diploma, el que dicen (ojo, dicen, yo no sé) que se cambia poco de ropa interior, sí, Olesker, y todos los tamborileros de las bases están pensando en otra cosa. Ellos se sienten iluminados (con un farol a querosén, pero iluminados) y quieren, sí o sí, como regalito de fin de año, más tarjetitas con anuncios incluso de gastos en proyectos inverosímiles de la Intendencia.

Repito: ¡no pregunte para qué! Podría provocarle un accidente cerebro vascular… ¡y qué necesidad tiene usted!

Yo me he interrogado directamente acerca de cómo se podría detener toda esta embarazada imbecilidad, si es que –como parece- la ola diarreica tapa al ministro Oddone y a sus asesores preocupados.

Sólo se me ocurrió una cosa. A veces, los astros se alinean favorablemente y, cuando uno menos lo espera, dan una mano

Hay que conseguirle entradas a todos los cabeciduros para el show de Shakira, si no pasa que un pronóstico de Ramis arruine la función.  


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