ADIÓS A 2025: UN GRAN AÑO DE CANTE, BAILE Y TOQUE

TERESA FERNANDEZ HERRERA. Periodista, Escritora, Directora Gral. Cultura Flamenca.  PRENSA ESPECIALIZA

Nada de cronologías.  Ni de enero a diciembre ni viceversa. Por interés o por amor al cante, o a mi manera. Por eso empiezo rememorando la crónica “Gitanos 600 años”. 

Cante.

Una auténtica celebración, con sus luces y sombras, aunque las luces se quedan en el triángulo Jerez, Lebrija y Utrera, o triángulo mágico del cante gitano. Aquí estamos haciendo historia con la colaboración de quién más sabe de esta tierra, el fundador de Los caminos del Cante, José María Castaño; o el testimonio de Juan de Dios Ramírez Heredia, el mayor defensor actual de la etnia, quién asegura que cuando Dios repartió dones concedió el de la música a los gitanos. A este se añaden los testimonios de artistas de esta tierra que conversaron conmigo y dejaron toda una historia y sociología del cante gitano, el que nació entre fatiguitas, festejos y un machismo hacia sus mujeres artistas por fortuna ya desaparecido.

Recomiendo que lean las casi seis páginas de esta muy didáctica crónica que encontrarán, (como todas las demás) en Cultura Flamenca de la AMdP.

Mateo Soleá. Nada menos que cincuenta años de cante celebró en el Festival de Jerez 2025 este gitano del Barrio de Santiago, considerado como “la enciclopedia del cante gitano y referente de la historia del flamenco”.  De apellido Jiménez Soto, el artístico de Soleá le viene por su conocimiento profundo de palo tan jerezano, y también de las bulerías y la seguiriya. Heredero de los históricos Tío Borrico, Agujetas y Malena, quizá sea el último en mantener la esencia del cante antiguo de la Baja Andalucía.  El maestro Soleá es un tesoro del flamenco que transmite la pureza y profundidad  del cante gitano de Jerez.

Gregorio Moya.  Último ganador de la Lámpara Minera de La Unión, este cantaor nacido en Argamasilla de Alba, (Ciudad Real) une al mérito de ser un gran cantaor, el de haber aprendido de grandes maestros del cante escuchando videos o discos, mientras trabajaba en el campo en su ciudad natal, sin tradición flamenca alguna. Su mayor referente Enrique Morente, a quién ha escuchado hasta seis horas diarias durante tiempo indefinido. Lo único que necesita Gregorio Moya ahora mismo para proyectarse como su cante merece, es un buen manager. Ahí dejo eso.

Sandra Carrasco recuerda a Marchena. Menudo elenco se trajo Sandra Carrasco para recordar a Marchena en el Teatro de la Zarzuela. Al guitarrista David de Arahal, al chelista José el Marqués, el compás de Los Mellis y a la bailaora Ana Morales.  Ahí quedaron La Tarara lorquiana con acentos sefardíes; con la bulería, La luna tiene un cerco, dejaron constancia de su inmersión en Marchena; ahí estuvo la Milonga del melón sabroso, la malagueña Al pie de tu celosía, la taranta Fueron a la campiña. Se atrevieron con la petenera, La canción de los Luises. Y más, La dulce Farruca de Marchena, la serrana Luna del mes de enero. Final por bulerías y fandanguillos. Toda una deconstrucción de Marchena y su reconstrucción por Sandra Carrasco. ¡Vean la crónica completa!

Terminamos la sección dedicada al cante con el Poema del Cante Jondo por Poveda.  Por siempre el más famoso poemario flamenco, por siempre Federico García Lorca. Poveda, quizá el más lorquiano de los cantaores actuales introduce palos inspirados en poemas, homenajes a Juan Breva  con sus verdiales y otras transformaciones de la malagueña; el Retrato de  Silverio Franconetti  por seguiriyas. Nunca puede faltar la Baladilla de los tres ríos, ni la Soleá por soleá, ni El puñal por bulerías… Ni el Silencio para terminar.

Baile.

Bueno, aquí estuvieron los más grandes, los que no tienen competencia porque no se parecen a nadie, ni nadie puede parecerse a ellos. Hablamos de Patricia Guerrero y su brillante última trayectoria como directora del Ballet Flamenco de Andalucía. En el cierre de 2025 hablamos solo de Tierra bendita; de Eduardo Guerrero tenemos dos espectáculos en este año, El manto y su ojo, (Festival de Jerez) y Pulso libre. Bailar en un cuadrilátero. (I Bienal Flamenca de Madrid). Ningún reto de Eduardo Guerrero puede ya sorprender, lleva años en ello.

Miguel Angel Heredia y Alberto Sellés con su espectáculo Trémula dejaron una espléndida huella en Jerez. Y la bailarina Estela Alonso, solista del BNE, hizo en una pequeña sala del festival jerezano un espectáculo digno del Teatro de la Maestranza, A mi manera 2.0 que le valió el Premio Revelación, que ya había sido en su primera versión Premio de Bailarina Sobresaliente en el 22 Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco en 2013.

Muy brevemente no podemos dejar de mencionar como espectáculos con coreografías sobresalientes del 2025, (y remitiendo a nuestros lectores a las crónicas completas)  las Fronteras en el aire del veterano y reconocido bailaor, coreógrafo y director, Ángel Rojas y su Dance Project; un ballet para despertar conciencia social sobre el drama de migrantes africanos con resultado sobresaliente, con uno de los mejores diseños de iluminación del año;  Antonio Najarro  presentó La Argentina en Paris, una conmemoración de la gran Antonia Mercé La Argentina y sus Ballets Espagnols  que hicieron historia en la capital francesa cuando era la capital de las artes. Y ya casi a final de año, en el Teatro Español brilló con el lorquiano Romance Sonámbulo.  La Compañía de Antonio Gades volvió a primer plano con una Carmen que ya va para eterna; las Parcas de Paula Comitre; y lo último hace días, el Viaje al Amor Brujo, un gran hito del Ballet Español de la Comunidad de Madrid con tres obras de Falla: Las Siete canciones populares, el Homenaje a la tumba de Claude Debussy y El Amor Brujo.

Han quedado cosas por ahí, pero esta crónica no es más que la síntesis de lo más sobresaliente de un año de trabajo, necesariamente limitada en el espacio. Pero que no queden sin mención la Comedia sin Título de Úrsula López, el nuevo trabajo de Jesús Carmona, Unidos  y el recientísimo In situ de Antonio Molina El Choro.

Toque.

Las guitarras solistas no se prodigan tanto, pero ocupa el primer lugar el primer concierto en el Teatro de la Zarzuela de Paco Cepero a sus 83 años. Corazón y Bordón de su álbum de 2004.Me permito reproducir una parte de mi crónica:

La guitarra de Cepero es jerezana, sí, pero sobre todo ‘ceperana’, porque él ha creado toques que la hacen única, como esos cierres con ‘picao’que dejan sin respiración, su pulgar derecho bordoneando a su manera, el escuchar fácil lo que es realmente complejo, su técnica y pasión compartidas. Seguir sus manos, sobre todo la derecha, ya sea bordoneando, marcando alzapúas, arpegios o trémolos, rasgueos sutiles o en vibrato potente, con atención a sus sonidos, es pura magia instrumental.

Mención al ganador 2025 de la Guitarra con alma del Festival de Jerez, Rafael Rodríguez por su actuación en el espectáculo de culto La edad de oro, 20 aniversario, de Israel Galván, premio que otorga  la Academia de Guitarra Flamenca José Ignacio Franco.

En el II Festival de Guitarra Flamenca de la Comunidad de Madrid, cuatro galas con cuatro maestros: Un veterano, el sevillano Paco Jarana; dos en la cumbre de su creatividad,  Dani de Morón y Manuel Valencia de Jerez, y en representación de la generación joven, el milennial sevillano David de Arahal.  

Lo anterior es una muestra de lo que he visto en 2025 en diversos festivales y otras actuaciones teatrales.  Evidentemente no es todo. El todo, lo que está y lo que no está aquí, en la columna Cultura Flamenca de la LaMdP.

¡Feliz Navidad y año 2026!


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