
El cronista deportivo Barranquillero de cien años de edad, ha trabajado ininterrumpidamente en medios desde hace 78 años. Con cien años de edad, Chelo De Castro sigue ejerciendo su mayor pasión la de ser Periodista Deportivo.

La mejor catedra de este maestro es esta frase:
“Para llegar lejos hay que amar la profesión”:
Chelo de Castro
Cuando vivía en esa ciudad en los años ochenta, muchas veces le veía en el bus que iba al barrio El Prado, pero no era tan perito para saludar esa eminencia del periodismo Caribeño, a sabiendas que era gran amigo de mi padre.
Su nombre completo José Víctor De Castro Carroll, nació 19 de marzo de 1920 en el barrio San Roque en Barranquilla, el periodista deportivo colombiano más longevo de estos tiempos en el mundo.
Su voz cordial y mirada amigable con memoria extraordinaria, es Chelo De Castro un comunicador empírico curtido por más de setenta años en la profesión donde hoy es patrimonio de barranquilla y Colombia. Sus palabras recuerdan a tantos héroes del deporte que con sus notas son revividos, sus frases marcan tiempos que se enmarcaron con oro, plata o bronca o locos gritos de euforia cuando eran victoriosos triunfadores.
Miembro de una familia tradicional en Barranquilla entre los cuales el general Diego A. De Castro, primer gobernador del departamento del Atlántico; Arturo De Castro, a principios del siglo XX impulso el fútbol en Colombia; su hijo menor Darío, el famoso Chelito De Castro, compositor, pianista y acordeonero.
Ha laborado como dirigente del boxeo internacional, escribiente de la alcaldía de Barranquilla durante 28 años. Fue secretario privado de los alcaldes Ernesto McCausland, Fernando González Pombo, Rafael Gerlein y Villate.
La Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS), la entidad mundial especializada, lo reconoce como el periodista activo de la fuente con más edad en todo el planeta.

El reconocimiento a Chelo de Castro fue oficializado por Gianni Merlo, presidente de la AIPS. Merlo dijo desconocer la edad de Chelo, la marca registrada la tenía un irlandés.
Su especialidad es el béisbol, el boxeo y el fútbol, ramas donde él es autoridad nacional, todos los días describe en sus crónicas hechos históricos y de Echandia, donde trabajo ocho años, Para 1968 ingresa al Diario del Caribe, donde estuvo durante ocho años. En 1976 ingresa con su columna deportiva a El Heraldo. Siempre en el último mes del año deja a un lado la temática deportiva, entregando sus “Acuarelas Costumbristas”. Muchas veces combina temas deportivos con sus opiniones políticas o sobre la actualidad nacional o internacional.
En sus columnas y comentarios se le escapa un hablar diferente y que lo identifica cómo único con palabras, expresiones y frases que son por ejemplo Bambinazo, Home run, una pregunta pringamocera, never come back, monidis miquis joping yegua, et pas plus, entre otras más.

En 1953 un 7 de abril (día de Barraquilla) desde entonces transmite a diario por la radio local el programa “Desfile Deportivo” de 8:30 a 9:00 am, que fundó con Mike Schmulson. Transmitido inicialmente por Emisora Atlántico por algunos meses, La Voz de la Patria durante 40 años, 18 años por Uniautónoma Estéreo hasta enero de 2011, y desde entonces por Radio Aeropuerto.
Anécdotas:
El columnista más antiguo de EL HERALDO es Chelo de Castro, escribe su opinión en nuestras páginas desde 1945.
Chelo de Castro nunca, en 70 años, ha dejado de enviar sus textos en máquina de escribir a El Heraldo.
Don Chelo hablaba del caso del arquero José Escorcia, que mató de una patada al hígado a un compañero, por discusión en un juego de dominó en la casa alquilada por la Liga de Fútbol del Atlántico en el centro de la ciudad, en la década del 40. Y como no recuerda el nombre de la víctima, se lamenta. Pero todo el suceso lo entrega con detalles, como si hubiera ocurrido ayer y no hace más de 70 años. Habla de ello, porque le pido su relación con un compañero de trabajo, un tal Gabriel García Márquez, que le mandaba a preguntar cómo fue aquello.

Ya con achaques propios de la edad, pero con una impresionante lucidez, expresa sus opiniones a través de su peculiar y tradicional estilo.
Chelo De Castro es un hombre sencillo muy amigable muy a pesar de su poder e importancia en la región Caribe, él es el responsable de bautizar los escenarios deportivos de la ciudad con los nombres de sus atletas más destacados, entre los que enumero; el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, el de baloncesto Elías Chagwin, el velódromo Rafael Vásquez, el coliseo cubierto Humberto Perea y el estadio Municipal Romelio Martínez Él buen defensor del amateurismo y crítico de las políticas del Comité Olímpico Internacional
En algunas de sus columnas, publicadas en El Heraldo, se ha definido como un ‘Matusalén barranquillero’. Que su ciudad siempre fue cantera de grandes atletas.

EL OCTOGENARIO AMOR DE CHELO DE CASTRO
Chelo De Castro y Judith Vásquez con más 75 años de casados y aún se sientan juntos en la terraza de su casa cómo cuando eran novios, él le dedica tatareando y bailando boleros, se toman de la mano y caminan muy juntos y se miran a los ojos llenos de perene apego. “Vivir una buena vida” es la clave que hoy enseñan para disfrutar de un amor hasta que la muerte los separe.
“Él nos cuenta, nuestro matrimonios es uno de los más antiguos de Barranquilla”. Son palabras que alegremente y sin duda, comenta Chelo De Castro cuando se le pregunta por la historia de amor que desde hace más siete décadas vive junto a su esposa Judith Vásquez.
Con total convicción afirma que ha sido un amor para toda la vida, no es una exageración. El rutilante periodista deportivo inició su vida matrimonial en el histórico año de 1948, época que se vivió el Bogotazo, tras el asesinato del jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán, e incluso, cuando también fue asesinado el líder indio Mahatma Gandhi. Y si de acontecimientos deportivos se quiere hablar –como le gusta a Don Chelo–, no se puede obviar que ese mismo año en el que se casó fue fundada la Dimayor.
“Yo era muy jovencita cuando me casé, él estaba esperando que yo madurara un poquito”, comenta graciosamente Judith, y sonríe al nombrar que apenas tenía 17 años cuando llegó al altar de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, después de dos años de amores en el barrio San Roque.
“Todos los días, Chelo se iba para la casa de una tía de él y estaba pendiente me veía pasar por ahí cuando iba a coger el bus para ir al colegio (Ariano). Él se paraba en la puerta elegantemente vestido muchas veces de blanco y me decía: joven, joven, adiós. Y yo no le contestaba, pasaba derechito, porque ni me gustaba, era mayor que yo”, comenta bastante alegre Judith la época en la que Chelo tenía 25 años y yo 14.
“Con el paso del tiempo se hizo amigo de mis hermanos y padres e iba a mi casa, ahí fue cuando al fin caí en la red añade en un tono burlesco de resignación. Chelo era muy atento, demasiado detallista se ganó primero mí familia».
Si me invitaba a un helado, también llevaba a mis tres hermanas mayores, yo era la más chiquita del grupo y ellas ni sabían de quién estaba enamorado. Él sí sabía lo que hacía”. “Era una forma de disimular”, admite él sonriendo levemente y con una mirada picara.
Los dos son felices narrando los detalles de aquella tarde en la que Chelo pidió la mano de Judith no escapan de la memoria de este hombre de 99 años y su mujer de 88.
“Yo ni me di cuenta de ese arreglo matrimonial dice Judith. Yo estaba en mi casa, pero estaba en el cuarto durmiendo —don Chelo insiste en que en realidad estaba escondida a él se le dibuja una leve sonrisa de travesura. Como a las 3 de la tarde llega una hermana mía a decirme que Chelo estaba hablando con mi papá. Yo dije: ¡ay, Dios mío, ahora que se vaya la que se me va a venir! Pero qué va. Después mi mamá me dice: miga, tienes que arreglarte, échate un rosadito en las mejillas, porque esta noche viene Chelo a hacerte la visita”, cuenta radiante ella.
“Chelo narra cómo en una de sus crónicas, en la primera noche cuando yo llego a hacer la visita oficial de novio, no aparecía la señorita. La mamá le decía: niña, sal, que te está esperando en la sala”, agrega él, y Judith no niega los largos meses que duró antes de atreverse a estar sentada a su lado o corresponderle alguna muestra de cariño en público. “Era muy novata, muy pequeña. Y es que esas costumbres de antes…”, apunta Chelo con añoranza y nostalgia.
Un magnifico matrimonio, larga vida. Chelo prometió a los padres de Judith que se casaría cuando pudiera ofrecerle todo lo que se merecía. “Y así lo hizo”, ella lo reconoce, sin olvidar, ni mucho menos, la tranquilidad y paz que va más allá de lo material. “A mí me ha ido bien porque, sobre todo, Chelo no ha sido mujeriego, nunca me ha dado un dolor de cabeza”, dice, y concuerda con su esposo en que la clave para celebrar más de siete décadas de casados, ha sido “vivir una vida sana”
Ese hogar es una numerosa y unida familia. Don Chelo De Castro y Judith Vásquez dieron vida a cinco hombres y dos mujeres, y estos, a su vez, les han dado siete nietos. Existe unión entre ellos, aun cuando vivan en lugares distantes. “Chelo y yo nunca viajamos juntos, si iba yo, él se quedaba, porque decía que si algo nos pasaba nuestros hijos iban a quedar solos”, cuenta Judith.

“Tengo problemas de vista y me resulta imposible escribir. Ahora todos los temas los escucho, no como antes que los leía. Y le dicto a un nieto”, contó Chelo a EL TIEMPO en una entrevista concedida el pasado abril.
Chelo De Castro, es un mensajero de la historia deportiva.
Maestro Chelo De Castro tantas profesiones que le aportan tanto a la sociedad pero ninguna como esta que le aporta al deporte y a la crónica para una nueva sociedad”. Un abrazo maestro para ti por esa labor tan bonita e incansable durante estos tantos años…
Sé que mi padre te daría un buen abrazo con mucho aprecio maestro. Atentamente:
Edgar de Jesús Awad Virviescas
Desde Yopal Casanare en la espléndida Colombia