CHARLAS DE CAFÉ
Con Arturo Haro
PENSAMIENTOS RIGIDOS
Quienes viven con culpa establecen dentro de sí pensamientos rígidos, normas inflexibles y principios imposibles de alcanzar cuyo objetivo final es boicotear el éxito, obligándose así a vivir en medio de un fracaso continuo.
Se trata de pensamientos que terminan haciéndote creer que el objetivo fundamental de tu vida es permanecer y subsistir como puedas, distrayéndote de esta forma de lo fundamental de la existencia: crecer, multiplicarse y cumplir tus sueños. Esta estructura de pensamiento se detendrá en los errores o fracasos por los que hayas atravesado sin recordar ningún obstáculo ni circunstancia difícil que hayas superado en el pasado.
Nos sucede a todos, sin darnos cuenta nos sometemos a mandatos, voces internas y externas que nos colocan en un lugar desde el cual la posición de víctima o de culpable es la que mejor nos queda. Los otros se transforman en responsables de nuestro destino y así dejamos de hacernos cargo de nuestros propios objetivos. De esta forma obtenemos el beneficio secundario de depositar en el otro toda la culpabilidad de nuestros desaciertos y desdichas y de hacer de nosotros pobres seres humanos errantes y carentes de valor y dominio propio para decidir sobre nuestro hoy y nuestro mañana. Nos aferramos a dichos y voces:
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Mis padres me repitieron durante años que por haberme tenido no pudieron estudia.
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Mis padres me decían «no dejes la comida en el plato, piensa que hay chicos en África que se mueren de hambre».
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Siento culpa porque abusaron sexualmente de mí.
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Me siento culpable por la separación de mis padres.
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Siempre remarcaban mis errores y por eso me sentía culpable todo el tiempo.
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Tuve un padre ausente toda mi vida y debí hacerme cargo de mis hermanos, pero no supe cómo; yo tengo la culpa de sus situaciones actuales.
Todas éstas son maneras más o menos sutiles de transmitir las culpas que nos detuvieron en el camino hacia la búsqueda de la felicidad y del bienestar que nos merecemos. Son culpas que nos alimentan de mandatos externos y sociales y de emociones internas no resueltas que siguen teniendo poder y valor sobre nuestras vidas. Hay personas que han sido criadas en familias que las han hecho responsables de la separación de los padres, de la pérdida del trabajo de la madre que en un momento decidió quedarse en su hogar para cuidarlas o de las frustraciones profesionales de sus tutores. Y así podríamos seguir enunciando los mandatos que cada familia se encargó de transmitir a tantas personas.
Se trata de creencias culturales que jamás te permitieron alcanzar ni disfrutar en absoluto nada. Son las exigencias que demandaban que dieras más, siempre un poco más, y claro, como no pudiste alcanzar ese parámetro de perfección, terminaste ubicándote en el lugar de víctima, acarreando culpas que no te correspondían.
En este punto es necesario que nos detengamos. Lo que decidimos escuchar y aceptar como nuestro es lo que nos enferma y nos detiene.
Ten en cuenta que «con lo que aceptamos, anulamos, postergamos o generamos nuestro éxito».
Quién maneja el control remoto de tus emociones y pensamientos?, Quién decide qué pensar, que sentir?.
Solo tu. Dependerá de ti, de tu decisión de ubicarte en un lugar de víctima o de poder sobre tu propia vida.
Las personas suelen decir:
El día me pone de mal humor.
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Mi jefe me saca de quicio.
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Me has estropeado el día.
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Hoy me has saturado.
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